El pasado miércoles 18 de abril se presentaron disturbios en la Universidad de Antioquia que al parecer fueron graves e involucraron a más de ochenta encapuchados y en general al total de la universidad, pues la evacuación del claustro no fue sencilla ya que muchos estudiantes impedían que se hiciera. El rector del alma máter, docentes y estudiantes rechazaron los actos violentos en los que resulto herido de gravedad un miembro del ESMAD y una estudiante. Además afirman algunos que este grupo de encapuchados no representa a la totalidad de los estudiantes, y que sus actos pueden estar justificados ante el hecho de que el rector no dado respuesta ante algunas solicitudes pacificas. El comandante de la policía metropolitana de Medellín asegura haber encontrado material de guerra ese día dentro del claustro (pólvora negra, bombas químicas, papas bomba, entre otros). Los docentes de la institución llaman a la conformación del movimiento estudiantil pacifico como el que emergió el año pasado para derrocar al reforma a la ley 30; y exigen garantías en el caso de que el ESMAD haga presencia dentro de la universidad. El rector de la UdeA e(para saber mas sobre la noticia ir a https://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/M/material_de_guerra_en_el_campus/material_de_guerra_en_el_campus.asp)
Ya son comunes estas noticias sobre las universidades públicas. Las protestas de este tipo, o “tropeles”, son más que conocidos y en ocasiones característicos de las universidades públicas del país. Pero mas allá de estigmatizar debemos preguntarnos porque surgen estas protestas.
Al parecer, de acuerdo con un medio de prensa universitario, las razones del tropel fueron las siguientes: el rechazo rotundo a las medidas opresoras que traerá el TLC, las reivindicaciones que exige el movimiento estudiantil, la falta de democracia (no sólo al interior de las universidades, sino además a nivel general) y la propuesta en el cambio de estrategia de la resistencia a la ofensiva.
En un aparte del comunicado que hicieron extensivo a toda la comunidad académica que en ese momento se encontraba en la universidad y en los alrededores del campus (ya que no todos pueden ingresar a los predios), convocan a la unidad popular de la siguiente manera:
“Hoy, ha llegado el momento de dejar atrás nuestras diferencias políticas, ideológicas, étnicas, religiosas y culturales para comenzar a recorrer todos el camino hacia la liberación, logrando así la fuerza necesaria, capaz de derrotar a ese gran adversario que durante siglos nos ha oprimido y negado nuestra valiosa libertad. Por esto nosotros los jóvenes, el futuro y presente de este país, debemos dar ejemplo de conciencia, cordura, unidad y acción, no sólo a los demás estudiantes sino también al pueblo colombiano, demostrándoles que sólo cuando somos capaces de dejar a un lado las diferencias y perseverar en lo que nos une estaremos en la capacidad de dar una lucha fuerte que no cederá bajo ningún ataque por fuerte que sea, y así podremos despertar el gran poder que como pueblo tenemos.” (Tomado de https://prensauniversidad.blogspot.com/2012/04/disturbios-hoy-18-de-abril-en-la.html)
Creo que la lucha por la universidad publica, por el derecho a la educación y los derechos de los estudiantes en general son totalmente validad, pero creo que esta forma de protesta esta mandada a recoger. Los Tropeles se han convertido en rituales, donde a mi parecer falta la discusión, el debate, la proposición, y la violencia que se evidencia arruina las posibilidades de cambio. Las ideologías de los estudiantes y sus opiniones deben ser expresadas y escuchadas, la universidad debe propiciar esto, pero no convertirse en un campo de guerra.
Quedan dudas sobre que paso con el integrante del ESMAD, hay rumores de que fue victima de la brutalidad de sus propios compañeros, seria bueno saber que paso realmente y, obviamente, conocer el estado de salud de la estudiante que se vio involucrada.
Me uno a los docentes que hacen el llamado a la protesta pacifica, creo que por medio del dialogo se puede construir mas y no por medio de un tropel que deja mucho que decir-aunque sean calumnias-a los medios de comunicación, que se encargan de informar, pero no lo están haciendo con la suficiente veracidad.